Nacido en Mississippi en 1925 y huérfano de madre a los 10 años, King pronto emprendió el camino de la música a través del Gospel, y luego de la mano de su primo (cantante de blues) Bukka White. Pronto brilló con luz propia gracias a su personal estilo de guitarra, su voz y su carisma.
Comenzó a trabajar en una emisora de radio, donde se hacía llamar “The Beale Street Blues boy”, que acabó reduciéndose a “B.B”. Poco después debutó y firmó su primer contrato, que se tradujo en el primer éxito, “Three o´clock Blues” (1951), que lo convertiría en un incansable artista de directo durante casi 20 años.
Tal era su pasión por la música y la guitarra que casi fallece por salvar su Gibson L-30 de un local en llamas. Ni que decir del nombre con el que bautizó a todas ellas: Lucille. En coche y abarcando localidades cercanas primero, y más tarde en autocar y ampliando el radio de acción, comenzó a forjarse un nombre en Chicago, Los Angeles o Harlem. Temas como “Sweet sixteen”, “Rock me baby” o “How blue can you get” hicieron que una oleada de nuevos músicos como Clapton, Hendrix o Johnny Winter le introdujeran en las audiencias del rock´n´roll.
Su mayor éxito llegó en 1970 con “The thrill is gone”. Hasta hoy sigue incansable acompañado de su fiel Lucille, y es reconocido como uno de los grandes del Blues.
Tal era su pasión por la música y la guitarra que casi fallece por salvar su Gibson L-30 de un local en llamas. Ni que decir del nombre con el que bautizó a todas ellas: Lucille. En coche y abarcando localidades cercanas primero, y más tarde en autocar y ampliando el radio de acción, comenzó a forjarse un nombre en Chicago, Los Angeles o Harlem. Temas como “Sweet sixteen”, “Rock me baby” o “How blue can you get” hicieron que una oleada de nuevos músicos como Clapton, Hendrix o Johnny Winter le introdujeran en las audiencias del rock´n´roll.
Su mayor éxito llegó en 1970 con “The thrill is gone”. Hasta hoy sigue incansable acompañado de su fiel Lucille, y es reconocido como uno de los grandes del Blues.
